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Juan Pablo Bonilla: Arte y cultura, ¿para qué?

Por: Sergio González

 

“La idea del éxito es una imposición que nos lleva a perder el rumbo de ser humanos” apunta el realizador audiovisual, Juan Pablo Bonilla, quien cree que uno de los oficios más importantes del arte “debería ser brindar paz espiritual”.

 

A Juan Pablo Bonilla Rengifo parece haberlo movido siempre la vocación, el llamado interno a la acción, a emprender proyectos, aventurarse por cuenta propia siempre en busca de algo, en busca de sí mismo, entenderse frente al mundo. De esta manera empezó a formar parte de FueraDeQuicio, agrupación en la que estuvo alrededor de 12 años como percusionista adicional y donde amplió su pasión hacia la música y la idea de tener experiencias distintas. Si bien el detonante fue el interés por “conseguir mujeres y emborracharse”, deja en claro que su “intención particular nunca fue vivir de la música, fue vivir para la música”. Lo anterior le concedió la libertad de disfrutar de los ensayos en su casa y de los toques en pequeños bares frente a un puñado de personas.

 

Sin embargo, como suele ser común, las pasiones e intereses cambian, o las dificultades, como haber tenido que promocionar el segundo álbum de FueraDeQuicio sin apoyo económico, hizo que el grupo se separara y Juan Pablo decidió entrar al mundo del audiovisual, con el que siempre tuvo una fuerte relación. “Mi mamá es una gran espectadora de cine. A mí me llevaban al cine mis papás, a ver películas donde no podían entrar niños, entonces, yo ya grande, mis papás me cargaban y yo me hacía el dormido. Me llamaba mucho la atención la luz que salía y cómo se convertía al otro lado en un ser o un objeto. Es posible que mirara mucho más hacia atrás que hacia delante en muchos casos. Fue una pasión que fui adquiriendo a medida que iba creciendo”.

A partir de la sensibilidad por el audiovisual adquirida de forma temprana, comienza a desarrollarse más en dicho ámbito del cual hizo su profesión. Si bien no tiene formación académica, no le gusta considerarse autodidacta, pues cree que esto implica negar las influencias y los maestros informales que ha tenido en toda su trayectoria.

No niega que el arte y la cultura son elementos que adornan la sociedad, pero no los considera solo eso, sino algo similar al medio para lograr una catarsis. En su caso, lo que busca con su trabajo desde el arte es intentar generar ideas en el espectador, llevarlo a reflexionar sobre lo que es, como un “seres humanos independientes, con autodeterminación”, en la búsqueda de ser mejor persona, también en relación al aporte que puede hacer al mundo. Sin embargo, es consciente de que los imaginarios impuestos por determinadas producciones culturales han alterado la noción de las personas, en tanto a lo que aspirar, llegando al punto de la apatía, donde somos seres “más sociales, en términos de redes, pero menos sociables”.

 

Es la industrialización y estandarización de la cultura la que para él le ha robado autonomía de pensamiento a los individuos, pero también a los artistas en su proceso creativo. “Un amigo, que se dedica a lo que yo hago, dice: nosotros nos vestimos de acuerdo a lo que Hollywood nos dicta”. Es debido a lo anterior que cree que se han generado hábitos de consumo que obstruyen otras visiones, imponen ideas nocivas como la del éxito material, cuando para Juan Pablo la búsqueda, en su caso por medio del arte, es la “paz espiritual” algo que encuentra en las ideas y no en lo material.

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